¿Alguna vez has notado que tu peludo amigo empieza a cojear justo después de que te levantas para irte a trabajar, pero milagrosamente se recupera cuando agarras su correa para el paseo?
O quizás esos ojitos tristes y esos suspiros profundos solo aparecen cuando estás ocupado con algo más?
Si te sientes identificado, ¡no estás solo! La idea de que nuestros perros podrían estar "fingiendo" estar enfermos para llamar nuestra atención es algo que muchos dueños de perros nos hemos preguntado alguna vez.
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Aunque la palabra "fingir" pueda sonar un poco intencional para nuestros amigos de cuatro patas, algunos expertos en comportamiento animal sugieren que sí existe una base para este tipo de conductas.
No se trata de una manipulación consciente como la que podríamos ver entre humanos, sino más bien de un comportamiento aprendido inteligentemente.
Imagina esta situación: un día, tu perro se siente un poco mal, quizás una pequeña molestia estomacal. Tú, como buen padre o madre perruna, lo colmas de mimos, le hablas con suavidad y quizás hasta le ofreces un poquito de tu comida (¡aunque no sea lo ideal!). Tu perro aprende rápidamente que ese comportamiento de "estar malito" trae consigo una avalancha de atención positiva.
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Con el tiempo, si tu perro es listo (¡y la mayoría lo son!), podría empezar a asociar ciertas conductas, como cojear, gemir o mostrarse apático, con la obtención de esa atención tan deseada.
Para ellos, nuestra compañía, nuestras caricias y nuestras palabras de cariño son una recompensa enorme. Si "ponerse un poquito pachucho" es la llave para conseguirla, ¡es una estrategia que podrían adoptar!
Es importante entender que esto no significa que tu perro sea un "actor" malicioso. Simplemente está respondiendo a un patrón de aprendizaje. Ha descubierto una manera efectiva de captar tu interés y pasar más tiempo contigo.
Pero, ¡ojo!, antes de sacar conclusiones precipitadas, la precaución es clave. Cualquier cambio en el comportamiento de tu perro que sugiera malestar físico siempre debe ser evaluado por un veterinario.
Cojeras, falta de apetito, letargo, vómitos... todos estos pueden ser signos de problemas de salud reales que necesitan atención profesional. Nunca ignores estos síntomas pensando que tu perro está "actuando".
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En estos casos, la clave está en no reforzar esa conducta. Si tu perro cojea cuando te preparas para salir, pero se mueve con normalidad cuando estás en casa, evita darle una atención excesiva en ese momento.
En su lugar, enfócate en darle cariño y juegos cuando esté mostrando un comportamiento normal y saludable.
Brindar suficiente ejercicio físico y mental, así como asegurar que tu perro no se sienta solo o aburrido, también puede ayudar a reducir la necesidad de recurrir a estas "actuaciones" para llamar tu atención.
Un perro feliz y estimulado es menos propenso a buscar formas alternativas de conseguir tus mimos.
En definitiva, aunque la idea de un perro "fingiendo" pueda sonar divertida, la realidad es más compleja y se basa en el aprendizaje y la búsqueda de conexión con nosotros.
Siempre prioriza la salud de tu peludo amigo y, una vez descartadas las causas médicas, observa si hay patrones en su comportamiento que sugieran una búsqueda de atención.
Con paciencia, comprensión y mucho cariño (del bueno, ¡cuando se porta bien!), podrás entender mejor las necesidades de tu compañero canino.
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